sábado, 11 de enero de 2014

Diario de un Autoestopista: El rockero hasta el culo de coca

Hoy he decidido crear una nueva sección en el blog, que como veis en el título, se llamará "Diario de un Autoestopista".
La mayor parte de los días, vuelvo a casa de la universidad haciendo dedo. Y esto hace que conozca a algunas personas, que cuanto menos podrían considerarse "interesantes".

En el capítulo de hoy veremos: "El rockero hasta el culo de coca".

Era por la tarde y yo salía de hacer un examen. No había autobuses a esa hora, así que tuve que ponerme a hacer dedo. Fue un día de suerte porque tan solo pasaron un par de coches y enseguida paró alguien.
Un coche gris, pequeño y un poco sucio, en su interior, un hombre un poco gordo y desaliñado, pero con cara amable. Lo sorprendente era que a pesar del frío llevaba las ventanillas abiertas, y por ellas podía escuchar (en realidad se escuchaba a dos kilómetros a la redonda) a todo volumen "Stairway to Heaven" de Led Zeppelin.
Me preguntó si iba a Coruña y me invitó a subir. Una vez dentro, fui hablando con él a duras penas, intentando oír lo que decía gritando por encima de la música. Hablaba muy rápido y gesticulaba muchísimo. Por lo que me contó era contable y también estudiaba en la universidad. Llevaba 6 años haciendo Historia.
A medio camino, después de contarme como había perdido un bonito gorro azul que tenía, me dijo que buscara en la puerta de mi lado. Saqué un CD de Pink Floyd y me dijo que lo pusiera. Al menos era buena música para oír a un volumen que le habría fundido el tímpano al mismísimo Superman.
Cuando por fin llegamos a Coruña me dio su móvil, el cual no tenía funda porque también le había desaparecido misteriosamente, y me dijo que llamara a una amiga suya, que iba a ir a recogerla, y que le dijera que ya estábamos llegando. Imaginaos la situación, yo hablando por teléfono con una desconocida diciéndole que pasábamos a recogerla en 5 minutos (y si que fueron 5 minutos, porque se hizo todo el paseo marítimo a 70 km/h) y ella contándome que acababa de salir de la ducha, que se vestía y estaba lista, por supuesto todo esto sin bajar ni un decibelio la música.
Total, que al final la amiga vivía en mi barrio y el hombre me dejó bastante cerca de mi casa.

Conclusión: Haz dedo, tendrás un viaje gratis, rápido y con diversión asegurada.

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