domingo, 22 de abril de 2012

Un poco de absurdo

Hace un par de días os puse un caligrama que había hecho, pues bien hoy os dejo una pequeña escena de un teatro absurdo que escribí hace poco. ¡Que no os estalle el coco!



(Dos hombres discuten en la azotea de un edificio)

Avelino: -Es evidente que la dama me prefiere a mi (Agita los brazos en el aire y señala a un gato que contempla la escena desde una esquina)
Evaristo: -¡Está loco! Una señorita tan guapintástica jamás estaría con usted.
Avelino: -¿Acaso esta poniendo en duda mi mejoridad?
Evaristo: -Indudablemente es usted más peor que yo. Cualquiera con 19 dedos de frente lo sabría.
Avelino: -Esto tiene una solución muy sencilla, que decida pues la desencadenantizadora de la discusión. ¿Qué dice marmuasel?
(Se giran ambos dándole la espalda al gato)
Gato: -¡Guau! ¡Guau!
Evaristo: -¿Lo ve? Claramente yo soy el elegido.
Avelino: -¡Dipatifuso me hallo!
Evaristo: -Está la decisión tomada.
Avelino: -¡Esto no termina aquí! (Se quita la chaqueta y se saca del bolsillo un guante)
Avelino: -(Arrojando el guante a la cara) ¡Le desafío a un duelo!
Evaristo: -(Recoge el guante) Acepto el desafío muy señor mió.

(Se apagan las luces y tres focos iluminan el escenario, uno a cada personaje. A la izquierda Evaristo y a la derecha Avelino. En el centro elevado sobre un pedestal el gato duerme placidamente. Ambos sostienen dos pistolas en sus manos)

Avelino: -Las campanadas darán la señal.
Evaristo: -A las 8 en punto.
(Se oyen las campanas a lo lejos) Ring! Ring! Ring! Ring! Ring! Ring! Ring! Riiiiing!
(Ambos se dan la vuelta dejan caer las pistolas y corren el uno hacia el otro)
Avelino: -¡Estucil!
Evaristo: -¡Imbépido!
(Los dos se funden en un abrazo)
Avelino: -¿Cómo puedo haber actuado tan egoísticamente?
Evaristo: -No es culpa suya en realidad es usted fantabuloso.
Avelino: -Vayámonos, no nos merecemos esto.
(Recoge un paraguas del suelo y lo abre. Solo están los hierros, no tiene tela)
Evaristo: -No desearía otra cosa… Bueno quizás un batido de fresa…
Avelino: -Vayamos a buscarlo (Se cogen de la mano y se acercan al borde de la terraza)
Evaristo: -Chinchíbiri, chinchíbiri!

(Ambos se dejan caer al vacío) (El gato abre los ojos, se pone de pie, camina lentamente de espaldas hacia una pistola y la recoge) (Se apagan los focos y se cierra el telón. Se escucha un disparo.)

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